sábado, 10 de agosto de 2013

MICHEL SARDOU . LAS POSESAS DE LOUDUN .....POR RITA AMODEI

Las Posesas De Lodun. Michael De Certau +++++++ La historia es una forma de verdad o de mentira según, el que investigue, el que escriba, el que la viva o el que la maneje a su conveniencia; contando el que la interpreta, al que le da vida y continuidad, y hasta el que da su muerte con rastro o sin él. Como afirmo Foucault: “Es posible imaginarse una cultura en donde los discursos circularían y serian recibidos sin que nunca aparezca la función del autor. Todos los discursos, cualquiera que sea el tratamiento que se les imponga, se desarrollaran en el anonimato del murmullo” en esta cita se lleva a diferentes dimensiones para el caso el discurso se asocia con el murmullo el cual no es discurso y el la conversión se altera. La historia como ciencia social se integra a otras disciplinas de forma iniciativa, intervenida y concluyente es decir como triada del conocimiento está siempre presente por eso extenso abordaje desde el lenguaje es fundamental para la interpretación del pasado. La alteridad del lenguaje y su estudio se convierte en un punto de ruptura de las continuidades epistémicas de la historia ya que muestra al “otro” con voz propia y hasta casi imposible de interpretar; ya que el realmente escuchar al otro es descifrar su verdadera intención comunicativa y en que contextos los expresa, el lenguaje siempre estuvo alterado gracias al cautiverio del poder sobre conocimientos únicos o verdades principalmente de orden religioso y científico así que los fenómenos relevantes dentro de lo cotidiano tenían una respuesta a este orden epistémico, sin embargo las voces reales de los intérpretes de ciertos lenguajes, ni siquiera eran voces. De Certau plantea un análisis de las posesas de Lodun, al ser un evento casi de orden colectivo de los conventos de Ursulinas del sur de Francia en el siglo XIII, donde se evidencia posturas teóricas e hipotéticas desde el punto del poder del conocimiento, ya fuera este el demonológico, el médico o el psicológico. Entrándose más allá de la vida. ++++ Las posesas del convento de Loudun Poco antes de llegar a su fin el primer tercio del siglo XVII se produjo en Fran­cia una autentica epidemia de posesio­nes satánicas que se centraron, casi exclusivamente, en diversos conventos para uso de jovencitas de la mejor socie­dad. Destacó entre todos el convento de ursulinas que se encontraba en la ciu­dad de Loudun, y lo entonces sucedido atrajo en estos últimos años la atención de psiquiatras, teólogos, escritores y cineastas. En aquellos días en que era normal todavía enviar a las brujas a la hoguera, mucha gente comenzó a dudar de que anduviera de por medio la mano de Satanás en la supuesta locura de las monjas. Hubo personas sensatas que pensaron en la histeria y en la continen­cia sexual de las pobres muchachas. En 1630, el convento era el último lugar a donde pudiese penetrar el dia­blo. Las monjas pertenecían en su totalidad a la aristocracia y entre ellas estaba madame de Sazilly, nada menos que sobrina del cardenal Richelieu, ministro y hombre de confianza de Luis XIII. La superiora del convento, la reli­giosa de más edad, era sor Juana de los Angeles, que no cumplía aún los treinta años de edad. Era hermosa además de joven, pero sabía imponer una rígida disciplina que se traducía en penitencias, ayunos y mortificaciones. Castigaba la menor infracción a las reglas y nadie en Loudun criticaba aquella severidad que sólo podía traducirse en mayor santidad del convento. La superiora conocía cuan peligrosas pueden ser las asechanzas del Maligno. Conocía lo sucedido unos años antes en un con­vento del sur de Francia, en la pobla­ción de Aix-en-Provence, también de ursulinas, y no estaba dispuesta a permitir que ocurriese lo mismo con sus monjas. Se mostraba tan rigurosa en el trato infligido a las religiosas, en su intento por ahuyentar las ideas pecaminosas, que la superiora provocó sin querer un estado de tensión nerviosa cercano al desequilibrio del cual iba a ser ella la primera en sufrir las consecuencias. Todo comenzó a partir de la muerte del anciano abate Moussant, confesor de las monjas, cuyo espíritu, según decían las religiosas, comenzó a aparecer por las noches.y a provocar carreras locas y gritos. Que un santo varón como había sido el abate Moussant se presentase a ho­ras tan intempestivas significaba que estaba sufriendo los tormentos del pur­gatorio y que no le permitían todavía la entrada al Cielo. Esto no podía admi­tirlo la superiora, así que dedujo lo siguiente: no era el difunto quien venía a visitarla, sino Satanás disfrazado de abate, seguido por una legión de mal­vados demonios. Y el diablo disfrazado de abate si­guió visitando a las ursulinas hasta el día que dio paso a un nuevo confesor, muy conocido en Loudun. La ciudad de Loudun, cercana a Poitiers, en el sur de Francia, se había enajenado ya el odio feroz de Richelieu, amo de Francia, desde el momento en que se negaron las autoridades a derribar sus murallas. Lo sucedido con las monjas carmelitas de su convento sirvió de pretexto al cardenal para meterse en el lugar y liquidar a algún que otro enemigo.

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